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La Niña del Callejón
« Soy Mariíta, la codiciada nena pa’ fregal, la flor del pantano, la que nació en un área parecida a un lodazal».
« Corría por el callejón casi desnuda, en panties y descalza y, reía a carcajadas cuando la brisa me acariciaba, como si quisiera compartir conmigo ese momento de dicha».
«Nada justifica el maltrato y la violencia en extremo, de la que fui testigo por la rendija de una puerta, al pensar cómo sería morir asfixiada, en un hoyo frío y lleno de gusanos de tierra como casi le sucedió a mi hermano».
«A mis diez años vi desaparecer la magia entre el humo de las hostilidades, el miedo y el silencio de un día sin unos reyes que nunca existieron».
La Niña del Callejón es un relato autobiográfico, crudo, intenso y honesto, que rememora la vida de los años cuarenta hasta los sesenta en Puerto Rico. Desde el ámbito social, económico y político, la historia de María retrata una época de pobreza e ignorancia.
Conoceremos a la madre de María, una mujer analfabeta pero luchadora, que no se permitió ser una esposa sometida. Se rebeló para lograr un nivel de vida adecuado y enviar a sus cinco hijos a la escuela, a pesar de la violencia doméstica que sufrió.
Estas memorias nos permitirá asomarnos por la ventana, acercarnos a la puerta y caminar por el sendero donde nueve familias lucharon por salir de la oscuridad.
–Dra. Martínez Justiniano
Sobre María
María Rubí es natural del pueblo de Bayamón, de un barrio llamado Hato Tejas, una zona rural para el tiempo de su nacimiento y crianza. Creó una diversidad de materiales educativos en los cuales fluía el arte como un medio de aprendizaje para atraer a los estudiantes con dificultades en aprender las destrezas básicas.
Para el 1999 decidió dedicarse a la cerámica escultórica para crear piezas únicas en barro. Sus obras se han exhibido en Plaza las Américas, Bacardí, el Museo Ballajá, la galería de Fomento y otras galerías de arte. En esta etapa de su vida, el arte es su pasión, algo que revoloteaba dentro de su ser desde la niñez. Mientras tanto, entre un rato y otro, comenzó a plasmar en papel, la historia de sus primeros veinte años de vida.